domingo, 17 de mayo de 2015

INdefensión

INstante a instante, recomenzar de nuevo
una y otra vez
una y otra vez...
instalados en ese Espacio infinitesimal indivisible, inefable.
¿Podemos vivir desde esa inmensidad habitada?
¿Se puede ser... latido?
latido,
latido...

En ese Espacio del yo suspendido, 
ingrávido, detonado... 
somos la Luz permanente y eterna, 
sin referencias ni promesas.

En Él, entramos y salimos casi sin darnos cuenta.
A Él, luchamos por aferrarnos, 
le ponemos trampas para apresarlo, 
no podemos atraparlo, 
sumergir nuestros cuerpos en su abismo...
para siempre
para siempre

Es justo así, 
en ese preciso instante posesivo, 
es justo ahí,
cuando somos expulsados del Paraíso, 
llevándonos la impronta, quizás, 
de su existencia latente, silenciosa, etérea...

Llegado el instante, nos envuelve... 
un sabor a agua clara
que no cesa en su corriente.

Dejamos ir el pensar,
suelto,
sin esperar que dure,
allá donde nos lleve...
el mar

Ese Espacio de viva quietud
nos toma por dentro, 
casi desprevenidos 

Ese Espacio es...
este espacio;
este precioso instante, 
un lugar irrepetible
que nos habita...
sin anunciarse



INcorporar

La escritura es ahora un vehículo que me permite ver lo que está oculto a los ojos; mirar dentro, comprender y vivir este momento con toda la presencia de la que soy capaz. 
Un viajar hacia dentro mirando a mi alrededor y descubrir donde están las piedras que dificultan el fluir del río. 
Un ejercicio, una constante para ir decantando el agua, el propio ser que emerge; para limpiar la mente y liberarla de esa responsabilidad que no le corresponde y de la que es incapaz de ocuparse con acierto: dirigir el río. 
El Ser, la esencia, la semilla que va creciendo desde cada organismo, siente necesidad de expansión, de espacio, de un medio apropiado donde desplegar su potencial y llegar a florecer. 
¿Hacia donde se dirige el río en el que viajo?
¿Cuales son las fuerzas que lo mueven?
¿Existen unas constantes vitales que lo hacen comprensible?
Una mente intoxicada de ‘educación’ necesita confiar en algo para soltar el volante y dejarse llevar por las fuerzas del río. 
El objetivo sería entonces descubrirlas, reconocerlas, mirarlas, observarlas, verlas, integrarlas, acompañarlas... Crear las condiciones vitales más apropiadas para que esas fuerzas que son propias y constitutivas de cada individuo, de cada Ser, que están aquí siempre, empujando y tantas veces reprimidas, se muevan, se desarrollen, adopten su propia forma y se manifiesten contribuyendo al gran río de la creación. 
Escuchar esa nota suave que hay en ti y en mi, y que forma parte esencial de la gran orquesta del universo, de esta misteriosa creación que permanentemente nos invita a bailarla, a dejar de poner piedras... allá donde nos lleve el Río



Cautela

Inmóvil, desde un punto fijo, anclado aquí, esperando que la vida dibuje un recorrido o siquiera una forma. ¿Hasta cuándo puedo permanecer aquí, quieto, esperando nada?


El respirar, sin embargo, no cesa; la alternancia se produce con fluidez, pero... ¿Cuales son los ciclos del movimiento de mi mano, del lápiz,...? 
Las pulsiones se transcriben en palabras, ideas o simplemente el hecho de expresar, de querer decir sin saber qué.
Claro...
se intuye algo importante que se escapa de la experiencia cotidiana u ordinaria de lo humano, al menos un inconformismo con ‘lo habitual’, ‘lo que siempre se repite’, ‘la experiencia insignificante’, ‘lo inmemorable’... plano; algo que amplía o altera el nivel de percepción donde siento estar atrapado: la existencia de una verdad emergente y la necesidad de abrirse a ella, de incorporarla o dar a luz, quizás, soltarla, para que sea experiencia y se comparta y se expanda... y libere a este soñador que ahora experimenta como realidad, ilusoria realidad... 
desde un punto fijo



martes, 5 de mayo de 2015

INercias_Ser y saber

Saber quién soy... ¿Para qué? ¿Para quién?
Saber, saber... saber
¿Y si prefiero seguir ignorando?
¿Y si por fin acepto que la ignorancia de mi propio ser es la esencia misma de haber venido, de hacer el viaje?

Vivir persiguiendo eternamente al más absoluto vacío, 
a la existencia incuestionable de un latido único del que soy latido.
Y sentir el vacío del latido, mi propio latido, el único
Y ser habitado como latido que ya no es mío
Y ser llevado en cuerpos que no tienen dueño
Y ser... sencilla-mente ser, mirando en los espejos del mundo, sin reflejarme:

Ser no siendo, 
Ser no sabiendo;
Saber que soy no siendo... 
Saber quién no soy; siendo